El espejo
Quisiera ser
un espejo transparente,
Un arcoíris infinito
sobre tu mar,
Una
esperanza de presos liberados
Una rabiosa
tempestad enamorada.
Y no un
simple maestro de nostalgias,
Ayudante
jubilado de penurias ajenas,
Viento
nefasto de otoños lastimados,
Suspiro de
pobres pensamientos pasajeros.
Quisiera ser
un mar calmo, salado y onírico,
Cuyas olas
rompen antiguos decretos en la arena,
Cuyos triángulos
entonan sinfonías arcaicas,
Cuyo rugir
distraído despierta amores olvidados.
Paso mi mano
pesarosa por el espejo sangrante,
Contemplo mi
perfil reescrito, roto y gastado:
Detrás del
vapor emergen furiosos pensamientos
Dibujando en
la espuma viscosa mi alma errante.
La muerte propia
Sobre mi muerte solamente
sabe el sol;
Reposo aquí
envuelto en el pretérito.
Sobre mi futuro solamente saben las estrellas;
Reposo aquí
en solitaria espera.
Canto ahora mi silenciosa canción de amor;
Ella es mi
roca, mi fuente vital.
No lamento el pasado, amor mío;
Nuestra
sangre corre aquí, ahora.
Soplan los vientos, desaparecen los planetas;
Todo es
cambio, todo es movimiento.
Aquí me quedo encantado eternamente;
Libre y contenido
por tu abrazo.
En piedras quedan esculpidas mis palabras;
“El amor es
vida, es eterna, visible e invisible.”
La otra cara del mal
Yo quise ser la
otra cara del mal,
El amante de
flores fúnebres;
Abandoné mi
vida en las sombras,
las espesas y agrietadas paredes,
Los ruidos rudos de las relaciones.
las espesas y agrietadas paredes,
Los ruidos rudos de las relaciones.
El vino
El amor
El dinero
El poder
Coca cola.
Viví abajo en el húmedo oscuro sótano
En las callejones sin nombre,
Abandoné la mucama, dormí en cama eléctrica,
La turba de mi memoria una pilastra de
sueños
Mi alma
muerta sorda, ciega, muerta festejando
Los filósofos
El diablo
Las riberas inestables
Catástrofes simuladas,
Zanahorias orgánicas,
Tu anillo perdido.
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