Alma trabaja en una fábrica de
embalaje. Cuando recibe la noticia sobre su embarazo, estalla de alegría,
llora, grita, sonría, se agita ante el rostro contenido y cauto de su
compañera, comportándose casi como una adolescente. Esther, trata de mantener la calma pero en su
interior se palpa gran preocupación: sabe que el esposo de Alma es un
golpeador.
“Fábrica de chicas,” espectáculo recientemente estrenado por la Compañía Faro , indaga con
profundidad y gran criterio artístico en la violencia doméstica, a través de un
guión ágil y agudo de Osvaldo Peluffo sin caer en ningún momento en lo obvio ni
en lo “políticamente correcto.”
La violencia doméstica, un
patrón de comportamiento en el que una persona emplea la violencia física, la
coerción, la amenaza, la intimidación, el aislamiento o el abuso emocional,
sexual o económico para dominar o modificar el comportamiento de otra persona
en una relación intima es sin lugar a dudas uno de los más graves problemas del
momento. Sin embargo es también uno de los problemas sociales menos mencionados
en los medios masivos de comunicación.
Según el ONG Casa del
Encuentro, hubo 1.236 femicios en Argentina a lo largo de los últimos cinco
años, 255 en 2012, es decir, alrededor de un caso cada 35 horas. A las cifras
habría que agregar a los niños y familiares que sufren las consecuencias de la
violencia de género, un mal que afecta a todos los sectores de la sociedad. Las
formas de la violencia contra las mujeres incluyen actos de crueldad extrema,
tales como rociarlas con combustible y prenderlas fuego.
Alma dice estar completamente
enamorada de Hugo, su pareja, pero se somete mansamente a todos sus maltratos, incluso
lo disculpa por ser hombre, como si la violencia fuera normal en los hombres. Al
no tomar precauciones, ha quedado embarazada y a pesar de las advertencias de
Esther piensa que la nueva vida en su panza hará posible una hermosa vida junto
al hombre…
En una fábrica cerrada, sin
ventanas, arman, empaquetan y atan cajas de cartón pintado, dos mujeres enfrentadas
a su deseos íntimos, en la ausencia de sus hombres—hombres que las maltratan
mediante un machismo visceral.
La trama es muy fuerte, pero
con momentos ligeros y de juego, proporcionando al espectador periódicos respiros. Mientras
trabajan en la soledad de la fábrica, Alma y Esther debaten sobre sus
contrastantes visiones con respecto a la naturaleza de los violentos, mostrando
en diferentes secuencias sus debilidades, confusiones y cegueras.
Una experiencia teatral
transciende cuando los actores o actrices logran entrar en las entrañas de los
personajes y comunicar sus dilemas de modo claro y honesto a los espectadores.
Es lo que sucede con “Fábrica de chicas.” Alma (Verónica Ayanz) es un
rol muy exigente que transmite amor (ciego), ilusión, alegría, dolor, confusión,
expectativa, impaciencia; Esther (María de la
Paz Pérez ) debe comunicar solvencia,
seriedad, compañerismo; tiene que tratar de ayudar a su compañera, criticarla,
sostenerla y también dejar escapar sus propias debilidades, confusiones y
oscuridades.
Más allá del tema, el espectáculo
es un buen ejemplo de teatro íntimo, con un mínimo de objetos, que abre la
ventana aunque sea apenas al dolorido corazón humano.
FUNCIONES:
SABADOS DE SEPTIEMBRE A LAS 22HS EN
MORENO 2151 2DO B, CABA.
ESPACIO FARO
VIERNES 27 DE SEPTIEMBRE, Y VIERNES 4
Y 25 DE OCTUBRE A LAS 21HS EN AV. MAIPU 540, BANFIELD.
TEATRO EL VIEJO VARIETE.
Intérpretes: Maria de la Paz Perez ,
Verónika Ayanz Peluffo
Autor: Osvaldo Peluffo
Diseño
de vestuario: Verónika Ayanz
Peluffo
Realización
de vestuario: Selva Luz Garin
Gonzalez
Diseño
de arte: Verónika Ayanz
Peluffo
Realización
de banda sonora: Mora
Rodriguez
Asistente
de dirección: Mora Rodriguez
Asistencia técnica: Mora Rodriguez/ Johanna Raño
Figuerola/Federico Blanchet
Fotografías: Sandra Marrusero/Federico
Blanchet
Diseño
de iluminación y producción ejecutiva: COMPAÑIA
FÅRÖ
Directora
asistente: Verónika
Ayanz Peluffo
Puesta
en escena y dirección general: Osvaldo Peluffo
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