viernes, 25 de octubre de 2013

"Una Lección Tanguera," un espectáculo de Roberto Franco sobre el poder

Boedo, viernes, lluvia y “Una Lección Tanguera.” Suben por la escalera en caracol los espectadores. Se escucha un tango por los parlantes de la Sala Boedo XXI. ¡Qué pena! Es la última función. El Nene Camiseta y Arsenio Virola están en un conventillo de Boca, es decir en el escenario, decorado acorde con la época de los años 50, pero el teatro está en plena avenida Boeda.
Un hombre está dormido en una mesa dada vuelta, es el Nene, es un cachaciento, estira el cuerpo, pone la pava sobre la llama, quiere tomar mate, come un pedazo de pan seco. Tiene hambre, es pobre, se nota por su ropa; mirar un tanto nervioso hacia la entrada del conventillo.
El otro, Arsenio, termina de vestir detrás de una sábana tendida como una cortina que filtra apenas la luz. En la penumbre un hombre imponente se dedica a ponen su ropa con mucho cuidado. Un hombre importante, sin lugar a dudas.
El poder. ¿Siempre hay algún ser humano que quiere el poder a expensas de otro, verdad? Los que tienen el poder se muevan con tranquilidad, organizan sus pasos, aplastan los demás con su mirada, con la imponencia de su presencia. ¿Es rico Arsenio? No sabemos. Pero tiene el poder, es cabezudo, goza con el sometimiento del otro. Se mueve con ritmo de tango, brillan sus zapatos negros, domina el escenario.
El otro, pobre, se pone nervioso, se mueve el cuerpo, los brazos, dejar caer la cabeza, no se atreve a mirar al bailarín directamente a los ojos. El poder toma cinzano, busca un cuchillo, morfa contento, a su ritmo, se burla del Nene, corta fiambre ante los ojos afiebrados y hambrientos del miserable linyera, sentado al otro extremo de la mesa.
¿Qué puede pasar? El bailarín indica un movimiento de sus pies ocultos bajo la mesa; el otro intenta imitarlo, en vano. El sometido intenta pero no puede simular el movimiento. En sus entrañas crece la bronca pero su cara es el espejo invertido del otro, del bailarín, del poder. Un rostro como de marfil; el otro movedizo, tímido, inocente, hambriento.
Empuñan cuchillos, armas desiguales: del bailarín, grande, filoso; el “alumno” apenas tiene un cuchillo de mesa. Luchan. Corre sangre. El poder se impone. La resistencia es inútil. Es un ritual, una metáfora acerca del poder y el orden. Bailar tango exige la dirección de uno (el hombre) y el acompañamiento del otro (la mujer). No hay otra posibilidad. O bien si la hay ya es otra cosa, no es tango.

"Una Lección Tanguera" (Espectáculo dramático sin palabras)

Elenco:
El Nene Camiseta………………………..Roberto Franco
Arsenio Virola……………………………Jesús Berenguer

Diseño de Peluca y Bigote…………………Granado
Coreografía Tanguera……………………..Pablo Figuerero
Iluminador…………………………………Fabio Casanova
Escenografía, vestuario e iluminación…….La Forja Teatral
Diseño Gráfico…………………………….Alfredo Castelli
Música Original………………………..Pablo Porchelli
Asistente de Dirección…………………Verónica Casttelli
Dirección……………………………….Roberto Franco

Of. De Prensa
NGN COMUNICACION

15 4067 9490

No hay comentarios.:

Publicar un comentario