“Improviso, doy libertad creativa, investigo hasta
encontrar la verdad, la poesía,” dice el joven director y dramaturgo cubano
Carlos Celdrán. Máster
en Artes Escénicas en la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid, España, y
director de Argos Teatro, Celdrán opina que la renovación de relaciones diplomáticas con
Cuba “será efectivo
no solo al teatro, también a toda la sociedad cubana.”
--¿Puede contarnos sus primeras experiencias teatrales? ¿Qué le hizo decidir entrar en el mundo artístico?
--Desde que
recuerdo quise ser escritor, de niño leía mucho y soñé con ser escritor.
También iba al teatro desde pequeño y siempre estuve atraído por él. Cuando
decido estudiar la carrera de teatro mi idea era escribir, hacer una carrera de
letras, de humanidades, por eso elegí la especialidad de Teatrología, con
énfasis en el estudio teórico del teatro. Dentro de la universidad descubro el
teatro de verdad, artesanal y quedo fascinado. En un momento dado siento que
podía ser director y escribir en escena lo que deseaba, lo que necesitaba. Fue
un viaje hasta descubrir la vocación que después me obsesionaría toda mi vida.
--¿Qué que técnica de teatro le apasiona?
--En Cuba, como
en otros sitios, las técnicas han llegado y se han fusionado con otras. Así
pasó con Stanislavski en los años 60 del pasado siglo, con Brecht y Grotowski.
Tuvieron su momento de entrada, de apasionamiento, de descubrimiento, sus
seguidores fieles. Lo mismo pasa con Barba en los 80 que logró una gran
atención. Después todo sobrevive mezclado, fusionado. En las escuelas de teatro
se siguen planes de estudio bastante académicos, luego, los profesores le dan
su interpretación en dependencia a sus experiencias, a sus biografías
teatrales. No hay una escuela propia, hay maneras de enseñar, experiencias que
transmitir. Me interesa el texto del autor, y me interesa el actor. Cuando digo
el actor hablo del cuerpo, por supuesto, de todo lo que hay en él, que también
es voz, emociones, pensamientos, imágenes, presencia. Improviso, doy libertad
creativa, investigo hasta encontrar la verdad, la poesía.
¿Cuenta la actividad teatral en Cuba con
amplia participación popular?
--Hay un gran
público para el teatro acá. De todos los niveles y estratos sociales. Para
ellos trabajo. Con entusiasmo, con pasión. Hay teatro en La Habana y los hay en
las provincias. En cada uno de ellos trabajan con los materiales que decidan,
clásicos, obras propias o de autores cubanos vivos. En eso, hay gran variedad.
¿Puede contarnos algunos antecedentes relacionados con sus cursos y talleres de teatro en Cuba y en el exterior?
--He dado
talleres y clases en Cuba desde que comencé mi trabajo, he formado a muchos
actores. Ser profesor es algo natural cuando diriges y debes formar actores que
entiendan lo que buscas. Fuera de Cuba también he dado clases, en
universidades, en centros culturales, en teatros. Es diferente la experiencia.
Establecer contacto real con esas personas que no conoces, llegar a
ellos, comunicarte de verdad es siempre un proceso difícil, angustioso. Debes superar las barreras
culturales y lingüísticas y tocar lo esencial de cada uno de ellos para que sea
efectivo lo que enseñas.
--¿En su opinión tendrá algún efecto
positivo sobre la actividad teatral el proceso de normalización de relaciones
con Washington?
--Será efectivo
no solo al teatro, también a toda la sociedad cubana. Intercambiar con un mundo
abierto marcará el destino del teatro cubano, lo hará más abierto y vital.
Esperemos.
--¿Cuáles son sus proyectos y planes para
2015?
--Para este año
tenemos en planes estrenar una nueva obra escrita por Abel González Melo, autor
cubano, joven. Abrir al público el teatro, esperar a que decidan
venir, vivir con nosotros las noches que nos esperan, y sacar de ello alguna
experiencia que valga la pena para ambos.
Contactos de Carlos Celdrán:
Email: argost@cubarte.cult.cu
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