¿Cuál es el
motivo por el cual un artista a menudo cuestiona su vida artística justo cuando
se encuentra en la cúspide de su carrera? Alberto Romero, director del espectáculo
“Soneto para una última función”—que
sube al escenario del teatro el Piccolino el 21 de marzo—medita brevemente antes
de contestar.
“Creo que pueden ser varios los motivos. Se me ocurre ahora principalmente uno. Por ejemplo la diferencia entre la satisfacción que habían fantaseado tener en el momento del triunfo y la alcanzada en la realidad. Siempre pensamos “Huy cuando llegue ese momento seré completamente feliz”, y llegado ese momento, hay stress, presiones, los aplausos no alcanzan porque el ser humano siempre quiere más… y puede ser que entonces sobrevenga una cuota de frustración.
¿Y las dudas?
Si, sobrevengan entonces las dudas ¿Es esto lo que realmente me hace feliz? Creo sin embargo que es más común que el problema llegue antes. Porque a veces esa frustración puede ser que se quiera evitar evitando el triunfo. Lo que se obtiene entonces es como una imposibilidad de ser feliz, lo suficientemente feliz que se pueda. Allí hablamos de cómo algunos se boicotean la carrera… talentosos que no llegan… como si se quedaran dormidos… Allí desde el psicoanálisis se habla de pulsión de muerte o del goce. Situaciones internas del inconsciente.
¿Sucede eso en “Soneto?”
Es interesante la pregunta, porque la podemos relacionar con lo que pasa en “Soneto para una última función” donde dos fans llegan al camarín de quien está entre el triunfo y el supremo-triunfo. Llegan casi sin querer, produciendo mil carcajadas, todo el público se ríe a mares… pero a poco que avanza la obra la ilusión se va quebrando provocando llanto, la imposibilidad de ver la felicidad cumplida… como si Bernardo y Norita que son los fans fueran algo de ese inconsciente negro proyectado hacia afuera. ¿Imposibilitando a Luis Llopis, la estrella del caso, a realizar su sueño…? Y no puedo contar la obra, vayan a verla…
“Creo que pueden ser varios los motivos. Se me ocurre ahora principalmente uno. Por ejemplo la diferencia entre la satisfacción que habían fantaseado tener en el momento del triunfo y la alcanzada en la realidad. Siempre pensamos “Huy cuando llegue ese momento seré completamente feliz”, y llegado ese momento, hay stress, presiones, los aplausos no alcanzan porque el ser humano siempre quiere más… y puede ser que entonces sobrevenga una cuota de frustración.
¿Y las dudas?
Si, sobrevengan entonces las dudas ¿Es esto lo que realmente me hace feliz? Creo sin embargo que es más común que el problema llegue antes. Porque a veces esa frustración puede ser que se quiera evitar evitando el triunfo. Lo que se obtiene entonces es como una imposibilidad de ser feliz, lo suficientemente feliz que se pueda. Allí hablamos de cómo algunos se boicotean la carrera… talentosos que no llegan… como si se quedaran dormidos… Allí desde el psicoanálisis se habla de pulsión de muerte o del goce. Situaciones internas del inconsciente.
¿Sucede eso en “Soneto?”
Es interesante la pregunta, porque la podemos relacionar con lo que pasa en “Soneto para una última función” donde dos fans llegan al camarín de quien está entre el triunfo y el supremo-triunfo. Llegan casi sin querer, produciendo mil carcajadas, todo el público se ríe a mares… pero a poco que avanza la obra la ilusión se va quebrando provocando llanto, la imposibilidad de ver la felicidad cumplida… como si Bernardo y Norita que son los fans fueran algo de ese inconsciente negro proyectado hacia afuera. ¿Imposibilitando a Luis Llopis, la estrella del caso, a realizar su sueño…? Y no puedo contar la obra, vayan a verla…
Funciones: Sábados 20:30 horas, Teatro el Piccolino, Fitz Roy 2055. Localidades
$120. Reservas: 4779-0353. http://www.elpiccolino.com.ar
email: teatro@elpiccolino.com.ar
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