En realidad sería muy
académico discutir si “Ética, tattoos y
saldos” de la actriz y dramaturga española Patricia Pardo es un
espectáculo, un happening, una conferencia, una provocación estética o un
encuentro cultural-filosófico. Pero es un evento muy entretenido, y fue montado en el
teatro El Desguace de Buenos Aires el pasado 18 de octubre.
Desde la oscuridad
aparece en medio de una mesa bien servida la cabeza de una mujer, como si fuera
centro de mesa, al lado de un chanchullo sabroso. ¿Entonces, vamos a comer? No
exactamente. Entra otra mujer, sin cabeza, vestida al estilo Maryland Monroe y
se dedica a servir el té y darle a comer a la mujer, que emite una ráfaga de
palabras y frases, entre literarias y filosóficas, pronunciadas casi sin
respiro. Un mozo silencioso sirve como ayudante de campo: es simpático y
dedicado a su tarea. ¿Conflicto?
Patricia retira su
cabeza y se presenta ante el público tal como es, entregando un monólogo
provocativo que incluye situaciones obscenas y escandalosas, provocaciones; simula que es tatuada en directo, invita a otra mujer a ser tatuada. Entretanto pide que el público participe en
lo que sería una clase de escritura basada en términos contrapuestos. La
dignidad, el amor y la fidelidad son las palabras elegidas que el público tiene
que trabajar.
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