Pasan los años
pero los conflictos familiares son como brasas que esperan el viento para
estallar en llamas. ¿Un tanto pesimista el concepto? Tal vez. Quizás no tanto. August
Strindberg, un escritor sueco que no ganó fama por ser amigo de las relaciones
familiares, puso sus conceptos sobre la familia en la obra “El Pelicano.” Después
de estudiarla, el actor y director Ezequiel Castillo escribió “Brasas del
Resentimiento,” inspirándose en la obra de Stringberg y estrenado el viernes pasado en el teatro Arlequino de Buenos Aires. Castillo sabiamente ubicó la acción no en Suecia del siglo XIX, sino en una casona de San Telmo, el barrio colonial de Buenos Aires, a un año del
regreso de la democracia en Argentina.
Todo tiene olor a derrumbe y crisis: la casa en franca caída, la criada mal tratada por la madre, la tos del hijo arriba en su cuarto, las voces apagadas (al principio), la mirada esquiva, la lucha por sobrevivir en medio de una fuerte crisis económica, la muerte del padre, la lucha por el poder, los secretos ocultos, la mentira, el rencor, el engaño y la avaricia. Son señales que alertan sobre un desenlace oscuro que ha de romper a pedazos los lazos de esta familia. Tal vez por eso el título de la obra: "Brasas del Resentimiento." Pero lo que sobrevuela en cada rincón de la casa y en cada vínculo es la herencia, en fin,
la lucha por el poder.
Es un espectáculo
interesante de estilo realista, bien actuado, que invita los espectadores a
reflexionar sobre sus propios lazos familiares. Un comentario: a veces el tono de las voces al final de una frase baja, dificultando la comprensión.
Teatro Arlequino, Adolfo Alsina 1484, CABA.
Funciones:
viernes 21:30 horas.
Reservas: teatro_arlequino@yahoo.com.ar
Tel. 4382-7775
Entradas $60
Elenco: Rosario Otaño
Pablo Scorcelli
Mariel Nicolosi
Pablo Pieretti
Marianela Garcia
Dramaturgia y dirección; Ezequiel Castillo
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