Boedo, viernes, lluvia y “Una Lección Tanguera.” Suben por la
escalera en caracol los espectadores. Se escucha un tango por los parlantes de la
Sala Boedo XXI. ¡Qué pena! Es la última
función. El Nene Camiseta y Arsenio Virola están en un conventillo de Boca, es
decir en el escenario, decorado acorde con la época de los años 50, pero el
teatro está en plena avenida Boeda.
Un hombre está dormido en
una mesa dada vuelta, es el Nene, es un cachaciento, estira el cuerpo, pone la
pava sobre la llama, quiere tomar mate, come un pedazo de pan seco. Tiene
hambre, es pobre, se nota por su ropa; mirar un tanto nervioso hacia la entrada
del conventillo.
El otro, Arsenio, termina
de vestir detrás de una sábana tendida como una cortina que filtra apenas la
luz. En la penumbre un hombre imponente se dedica a ponen su ropa con mucho
cuidado. Un hombre importante, sin lugar a dudas.
El poder. ¿Siempre hay algún
ser humano que quiere el poder a expensas de otro, verdad? Los que tienen el
poder se muevan con tranquilidad, organizan sus pasos, aplastan los demás con
su mirada, con la imponencia de su presencia. ¿Es rico Arsenio? No sabemos. Pero
tiene el poder, es cabezudo, goza con el sometimiento del otro. Se mueve con
ritmo de tango, brillan sus zapatos negros, domina el escenario.
El otro, pobre, se pone
nervioso, se mueve el cuerpo, los brazos, dejar caer la cabeza, no se atreve a
mirar al bailarín directamente a los ojos. El poder toma cinzano, busca un
cuchillo, morfa contento, a su ritmo, se burla del Nene, corta fiambre ante los
ojos afiebrados y hambrientos del miserable linyera, sentado al otro extremo de
la mesa.
¿Qué puede pasar? El
bailarín indica un movimiento de sus pies ocultos bajo la mesa; el otro intenta
imitarlo, en vano. El sometido intenta pero no puede simular el movimiento. En
sus entrañas crece la bronca pero su cara es el espejo invertido del otro, del
bailarín, del poder. Un rostro como de marfil; el otro movedizo, tímido,
inocente, hambriento.
Empuñan cuchillos, armas desiguales:
del bailarín, grande, filoso; el “alumno” apenas tiene un cuchillo de mesa. Luchan.
Corre sangre. El poder se impone. La resistencia es inútil. Es un ritual, una
metáfora acerca del poder y el orden. Bailar tango exige la dirección de uno
(el hombre) y el acompañamiento del otro (la mujer). No hay otra posibilidad. O
bien si la hay ya es otra cosa, no es tango.
"Una Lección Tanguera" (Espectáculo dramático sin palabras)
"Una Lección Tanguera" (Espectáculo dramático sin palabras)
Elenco:
El Nene Camiseta………………………..Roberto
Franco
Arsenio Virola……………………………Jesús
Berenguer
Diseño de Peluca y Bigote…………………Granado
Coreografía Tanguera……………………..Pablo
Figuerero
Iluminador…………………………………Fabio
Casanova
Escenografía, vestuario e
iluminación…….La Forja Teatral
Diseño Gráfico…………………………….Alfredo
Castelli
Música Original………………………..Pablo
Porchelli
Asistente de Dirección…………………Verónica
Casttelli
Dirección……………………………….Roberto
Franco
Of. De Prensa
NGN COMUNICACION
15 4067 9490
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