Las
calles de Buenos Aires, el tránsito infernal, los cines, los teatros, las
parejas de amantes que se abrazan en la esquina de Corrientes y Gallo, El
Abasto, el hombre va avanzando mientras en su cabeza luchan ideas, sensaciones,
piensa en su sexualidad, en el amor, dobla a la derecha, la guerra, no entiende
la razón por las cuales la gente mata en nombre de algún dios, está perdido,
está cerca pero perdido, busca un espectáculo que lleva un nombre largo: “Supongamos
que tuvimos Sida” de Gustavo Moscona en el Espacio Cultural Pata de Ganso. ¡Qué
tema piensa mientras corrige su destino, pues no había fijado bien en la altura
de la calle Zelaya! El poder de la imagen. Esos personajes pintados en la pared
frente al teatro. Los gatos dormidos en las sillas en el salón de espera, el
hombre rubio tomando vino con su novia antes de entrar en la sala.
¿Qué
hace la bella mujer hamacándose en el trapecio? Va hablar sobre el amor. Tema
complicado por excelencia. Y el pianista que advierte a los espectadores que el
propósito del espectáculo no es exactamente el entretenimiento, el hombre
vestido en harapos que parece hurgar por objetos esparcidos por el piso. ¿Qué
busca? ¿Qué buscamos todos en la vida? ¿Recuerdos? ¿Sentimientos, sueños,
oportunidades perdidas, besos y abrazos desaparecidos en el humo del tiempo,
los resultados de los test de laboratorio…
Aquí
el tiempo funciona con otro código, piensa el hombre ya instalado en su rol de
espectador; las cosas no suceden en forma lineal, los hechos avanzan más bien
de modo fragmentario, como si el espectáculo fuera un sueño encarnizado mezclándose
con la realidad mientras intenta encontrar alguna lógica, un ir y venir entre
el control y la liberación, entre el recuerdo y su resonancia en la conciencia.
Además,
claro, la mirada sobre el VIH va cambiando con el tiempo. Es de homosexuales,
de drogadictos, ah no, es un virus, a ver cómo se hace para no infectarse, es
de la gente marginal, de los pobres, ah no, puede afectar a cualquiera, pero
mejor no hablar mucho sobre el tema, ¿verdad?
El
espectáculo trata el tema recorriendo a diferentes lenguajes, la poesía, la
música, los cuerpos danzados que hablan su verdad, espacios energizados, y
siempre volando sobre el escenario los recuerdos y las represiones, la dificultad
de hablar sobre ciertos temas, hoy también.
El
hombre se levantó contento, su cabeza trabajando las imágenes del espectáculo.
Uno puede equivocarse, especialmente en una ciudad grande, puede caminar hacia
un destino y terminar en un lugar totalmente distinto. Pero ver un espectáculo que
provoca la contemplación siempre sirve para reorientarse.
“Supongamos que tuvimos Sida,”
viernes a las 23 horas, Espacio Cultural Pata de Ganso, Zelaya 3122.
Reservas:
4862 0209. gpieresko@yahoo.com.ar
Ficha técnico
artística
MelanIe Bloeck, Manuel Crespo, Guillermo Leinung, Alejandra Mosquera, Magali Rodrigues Pires, Favio Russo,Alfredo Sánchez, Alejandra Santangelo, Oscar Souto
GUSTAVO
MOSCONA: Magíster en Cultura y
Comunicación (UBA), Licenciado en Sociología y en Ciencias Políticas (UBA). Se
formó en Dirección y Puesta en escena con José María Muscari, Inés Saavedra,
Pompeyo Audivert, Luciano Suardi y Cristian Drutt. Realizó la Dramaturgia y la
Dirección de espectáculos como: “Oficio Terrestre Taxista”, “Delivery”, “El
Escape”, “Postales del 2002”,
“El Rojo carne, una pasión argenta”, “El Último recreo”, “Hasta en el último
rincón” y “Barriletes en Tempestad”. Dirigió Teatro Comunitario. Participó del
colectivo cultural “Sociología Contraataca” (UBA), con los que realizó
distintas performances.
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