Quio Binetti reposa
brevemente luego de conducir un entrenamiento, predispuesto a conversar sobre
su pasión por la danza Butoh, creada por el japonés Tatsumi Hijikata, que lo entendió
no solamente como performance, sino como una crítica precisa de la conciencia
del cuerpo y del pensamiento en la historia del espíritu humano. Nos acercamos
a Quio para saber cómo es danzar Butoh.
--Es interesante
porque abarca además del cuerpo la respiración, la emoción, la imaginación y
una profunda recuperación de aspectos que tal vez uno no se haya prestado tanta
atención. Mucha gente va una vez por semana al gimnasio para entrenar el
cuerpo, algo normal, pero con Butoh uno va dos o tres horas con gran
concentración imaginando cosas, sintiendo cosas, percibiendo cosas. Es a la vez
algo espiritual y sanador.
--¿Es una danza, teatro, una práctica espiritual…?
Es difícil explicar.
Es más fácil vivir la experiencia. Hay mucha literatura que hace la descripción
de Butoh pero lo interesante es lo que a uno le pasa cuando hace un
entrenamiento.
--¿Sería pensar y sentir con el cuerpo?
Claro. Es poner la
cabeza en el mismo nivel que el cuerpo. La imaginación, los pulmones, el
pensamiento, la emoción…todo en equilibrio, todo con la misma importancia.
--¿Es un entrenamiento para personas de cualquier
edad o experiencia o una práctica restringida a bailarines o personas
entrenadas en las artes expresivas?
--El Butoh puede bailar cualquiera y a mí
me gusta mucho este aspecto de Butoh. Por ejemplo a mí me ha pasado, sobre todo
con bailarines profesionales, que cuando más grande son más linda es su danza.
En ese sentido es el contrario del ballet o la danza contemporánea que favorecen a la juventud y la belleza. En el Butoh pesa fuerte la experiencia de vida.
Evidentemente una persona de 20 años no tiene la acumulación de experiencia de
una persona de 80. Esa acumulación de vida en el Butoh es valorada.
--¿Entonces los grupos que practican el Butoh son
muy variados?
--Sí, pueden ser
personas jóvenes o bien ingenieros de 70 años que quieren iniciar su experiencia
física y espiritual, son grupos muy mesclados.
--Pero es un entrenamiento…
--Sí, siempre hay una
pata en el entrenamiento físico porque el instrumento o el canal de expresión
es el cuerpo. Entonces cuando uno está entrenado, despierto, con energía va a
haber más posibilidades de expresarse, pues una persona que no hace nada, que no
tiene energía, no tiene la capacidad de expresarse que tiene una persona entrenada en Butoh.
--Los bailarines de Butoh parecen proyectar imágenes
muy fuertes hacia adentro y hacia afuera…
Es cierto y para mi
es lo más difícil tener una conexión tan fuerte hacia adentro como hacia
afuera. Cuando uno baila frente a un público da la impresión de estar muy
inmerso en lo que le pasa pero también eso hay que traerlo al momento actual,
hacia la gente que está mirando. Puede suceder que una bailarina está tan
metida en su interior que no llega a transcender al otro. Lo que me encanta del
Butoh es esa posibilidad de estar muy conectada a uno mismo y al mismo tiempo
con el otro, el espectador.
--¿En los espectáculo hay una sola bailarina o bailarín
o varios?
--Es un poco más
fácil bailar solo porque uno maneja su propio tiempo, no hay nadie esperando un
pie como dicen en teatro. Pero por supuesto también hay grupos, como bailarinas
japonesas que bailan como en un coro…
--¿La palabra, el canto…?
--No se usa mucho. La
palabra dice muchas cosas pero no deja mucho espacio para la sutileza de Butoh. La palabra baja una idea tan directa
que impone una dificultad.
--¿Tus próximos proyectos?
--Ahora en septiembre
estreno una obra en el espacio Pata de Ganso, que se llama “Las hermanas
amantes,” un dúo y como productora estoy organizando un evento internacional en el
Centro Cultural Borges.
E-mail:
fquio@yahoo.com
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