Hay algo denso y a la vez profundamente poético en el
espectáculo “50 Nereidas,” como un intento de comunicar esencias con frases que
no respetan las convenciones del lenguaje, llenar un espacio teatral con una
energía dispersa que incluso desafía la comprensión del espectador. La obra parte de la mitología griega sobre las
ninfas que simbolizaban todo aquello que hay de hermoso y amable en el mar; es
apenas el arranque, un empuje suave para poner en acción la creación y la
recreación, un proceso que se produce en un mundo actual lleno de desequilibrios
y desafíos.
Eliana Wasserman entra en el escenario como errante
sin tiempo y sin lugar, guantes de cuero abrigando sus pies; el techo de
cristal ilumina lo que podría ser el mar, dándole un aspecto etéreo a la actriz y a
sus espaldas un cuadro de edificios urbanos de Buenos Aires.
No hay 50 Nereidas, tampoco las dos de una versión
anterior del autor; solamente la actriz
Eliana Wasserman, dialogando, como homeless, como Nereida exiliada fuera del
mar, delirando con exquisitez, intentando adaptarse a la nueva realidad, las
palabras saliendo de su boca como la esfuma del mar, burlándose de la muerte, merodeándose
sobre una claraboya que podría ser una pecera, el mundo o una tumba.
Para el espectador entender el “relato” es menos
importante que abrir la mente y la conciencia a un oleaje, como cuando uno se
deja llevar por una ola grande, cuando algo incierto, bello y extraño le quita
la comodidad; pues “50 Nereidas” es teatro y poesía y corriente de pensamiento
unido en un personaje que lucha en un mundo extraño, hostil e intrigante. Las 50 hijas de Nereo y Doris de la mitología
griega ya no son nada, un recuerdo tal vez.
Sobreviven dos y Wasserman recrea en una especie de
discurso poético-imaginario el diálogo entre las dos, entre aquella que se
niega a perderse en la historia de la imaginería humana y la que contradice esa
intención. La puesta en escena acompaña bien el trabajo de la actriz; el final
destaca la esencia de la historia: “Aquí está mi cuerpo sin sustancia, sin
historia, soy sólo un relato en la belleza de la orfandad. De la locura de
hacerles la guerra a todos los que antes de nacer ya nos meten la enciclopedia.
Devenir de la suerte de ser páginas libidinosas que escapan de sus tapas de
biología libertaria.”
Ficha técnico artística:
Diseño de
escenografía: Norman Briski Diseño de
luces: Norman Briski Diseño
sonoro: Victor Monte Realización de escenografia: Guillermo Bechthold Operación
de luces: Operación
de sonido: Artista plástico: Ignacio Liang Fotografía: Emmanuel Melgarejo Arte: Norman Briski Diseño
gráfico: Gustavo Wald Asistencia
de dirección: Ximena Di Giorgio Prensa: Carolina Alfonso
CALIBANMexico 1428 PB 5 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 4381-0521
Web: http://www.teatrocaliban.blogspot.com
Entrada: $ 80,00 / $ 60,00 - Viernes - 22:00 hs
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