lunes, 14 de diciembre de 2015

Charlie Gerbaldo, director de "Escape...en el tiempo" habla sobre el trabajo con actores ciegos


--Mi nombre es Carlos pero soy bastante estético y la verdad es que no me gustaba como sonaba Carlos. Cuando comencé a estudiar teatro a los 17 años me ponían apodos, Carlitos, Charles. Después cuando fui de Santa Fe a Buenos Aires a los 23 años para seguir estudiando teatro me decían Charlie y así quedó.
--¿Cuándo apareció teatro en su vida?
--En dos etapas. A me gustaba expresarme y por eso comencé a estudiar música. A los 15 años estudiaba órgano e hicimos una muestra en un club de barrio con mi profesor. Fue entonces que tomé conciencia de que yo como músico no tenía oído. ¡Y yo tenía que tocar los acordes! Me gustaba la música pero me daba cuenta de que no tenía ni la avocación, me gustaba pero sentía muy limitado y no tenía noción sobre ella.
--¿En teatro cómo le fue?
El año siguiente me convoca un vecino para hacer teatro. Era verano en San Fe, hacía mucho calor y yo honestamente no sabía si era para construir un teatro o qué. Le pregunté en dónde, qué íbamos a hacer. Y me decía que teníamos que leer unas obras de teatro. Después mi segunda pregunta era: ¿Hay mujeres? Sí, sí, está lleno de mujeres y como era tímido me acercó al teatro para conocer a mujeres. Ahí me enamoré, no exactamente de una mujer, más bien de teatro y comencé a hacer teatro.
--¿Qué es el teatro para Usted?
Para mí es esposo o esposa, según la persona que uno tiene al lado, que uno elige tener al lado durante toda la vida. Es decir, la pareja gasta plata, discute, pasa por momentos muy lindos como también otros muy difíciles, pero uno queda por un solo motivo<. Por el amor. Para mí el teatro en una comunión de amor.
--Dar para mucho el teatro, ¿verdad? No solamente para armar grandes espectáculos en las grandes salas de la Calle Corrientes, o en Broadway; también se hace teatro con gente con capacidades limitadas, sordos, ciegos..
--Uno de mis primeras obras era española, “El Concierto de San Olvidio,” en la cual siete de los personajes son ciegos. Allí comencé a experimentar, con muy pocos conocimientos, y me daba cuenta que lo que me estaban enseñando sobre la memoria emotiva y la memoria no era lo único. Entonces, pido a un amigo mío que me venda los ojos y me ayude a llegar al teatro, que quedaba alrededor de 30 cuadras de mi casa, con los ojos vendados, con él y una escoba y fue una experiencia genial. Así fue que yo buscaba hacer teatro como una vivencia. Muchos años después, luego de pasar por muchas escuelas y profesores de teatro, como Raúl Serrano, la Escuela Municipal de Arte Dramático…mucho tiempo después en un traspaso conozco el Centro Argentino de Teatro Ciego, donde se hacían obras en plena oscuridad. Yo tenía dos subsidios de dos obras mías para hacer con luz pero me puse a hacerlas sin luz. Desde ese momento, hace más o menos siete años, he ido trabajando sin luz. Para mí las puestas en escenas de las obras era un punto fundamental. No quería caer en la puesta convencional, a la italiana, sino buscar…A los 22 años más o menos hago nuevamente “La Casa de Muñecas” de Ibsen y “La Viuda” de Carlos Carlino, en una casona de dos pisos con público alrededor, todos los personajes vestidos en lienzos, es decir, mi búsqueda siempre ha sido no convencional. Pero además me daba clases de actuación frente a la cámara, y trabajando  en la oscuridad, sin luz.
--¿Dónde hacía ese trabajo en la oscuridad?
--En el Centro Argentino de Teatro Ciego, pero el año pasado renuncié mi trabajo en el Centro Argentino de Teatro Ciego y luego de haber dirigido una obra norteamericana que se llama “Para esta Puerto” en la cual el autor propone trabajar con luz de linterna se me despierta otra curiosidad: trabajar efectos lumínicos, (lo que estoy trabajando ahora). Es decir, voy pasando por diferentes etapas, el maravilloso trabajo frente a la cámara, luego el trabajo sin luz y posteriormente con efectos lumínicos.
--¿Cómo es el trabajo con actores ciegos?
--Para mí es el mismo tipo de trabajo. Me acuerdo del comentario de un actor ciego que fue entrevistado por un periodista que le preguntó cómo hacían el amor los ciegos y el actor contesto: ¡Igual que Ustedes, con la luz apagada! Yo tenía muchos prejuicios antes de trabajar con ciegos, pensando cómo dirigirme a ellos. De a poco me daba cuenta que es igual, a lo mejor uno tiene un poco más cautela en hacer las marcaciones. En la actuación frente a la cámara tengo una alumna de 74 años que trabajó en una miniserie durante dos años. Pero con los ciegos uno se da cuenta que tienen percepciones estéticas que revelan que tienen problemas en la vista. A veces no es evidente por el aspecto de sus ojos que son ciegos, tienen ojos celestes por ejemplo que parecen normales. Pero si actúan frente a la cámara es importante mantener los párpados bien abiertos. Si es en el escenario hay que indicarles las marcaciones, dónde está el público. He trabajado con personas ciegas con luz, sin luz y frente a cámaras. Pero siempre me ha manejado de la misma manera. Hubo una persona que veía que renunció y su reemplazante era ciega. Se tenía que atravesar 12 metros porque la puesta no era convencional con luz de linterna y resolví el problema agregando una persona que no era ciego acompañando a la actriz ciega. Y nadie se daba cuenta que era ciega.
--¿Cómo es el trabajo con la voz con los actores ciegos?
--Yo considero que la entonación, máscara, los gestos son productos de las acciones  y por lo tanto yo aplico la técnica de las acciones físicas. Que se hagan acciones y dentro de las circunstancias dadas, dentro de esa ficción, y si se tienen que dirigirse a una persona a 10 metros se tienen que buscar la voz que corresponde. Es decir, se tienen que darse cuenta del espacio que separa ellos de otra persona. También trabajo con ejercicios vocales y proyección de voz pero no es mi fuerte, entonces recomiendo que trabajen la voz en otros lados.
--¿Podemos hablar un poco sobre el espectáculo “Escape…en el tiempo” que se presenta actualmente en el teatro Multiescena…?
--Es un género de comic argentino, porque tiene secuencias bastante cortas, los dos personajes son algo de clown, torpes, al estilo del agente super 86, una serie que yo miraba de chico, en el cual se destacaba el humor blanco, sin malas palabras y tienen la base de clown porque quieren hacer las cosas bien pero les sale mal. El formato es una técnica rusa que trabaja con efectos lumínicos, que cada escena tenga efectos lumínicos. Por ejemplo: ¿cómo trabajar una escena de fuego sin fuego? El público ve un efecto, una ilusión óptica para así decirlo y sabe que es una luz pero entra en la convención de que es fuego.
--¿Es el guion suyo?
--Desde 2009 voy viendo cómo es escribir guiones de teatro. Siempre me gustó escribir y “Escape en el tiempo” fue como una necesidad de escribir algo de humor blanco, sin malas palabras, para toda las familia, pero sigo reformando el guion en la medida que los actores me van proponiendo cosas, especialmente los remates.
--¿Qué puede espera encontrar el público que viene a ver el espectáculo?
--Primero que van a encontrar con un grupo humano terrible porque yo elijo a los actores y me gusta trabajar con personas afines, entonces van a encontrar con un grupo terriblemente carismático, un grupo que se divierte mucho haciendo lo que hacemos y a lo salida van a encontrar con un comentario tipo “están todos locos.” Pero esa es la idea. Es una puesta no convencional con efectos lumínicos para grandes niños y niños grandes, una obra naif. ¿Qué puede llevar el espectador a su casa? Que se puede jugar a cualquier edad. Y que se puede luchar por lo que le gusta a pesar de las dificultades.

Charlie Gerbaldo, director del espectáculo “…Escape…en el tiempo” que se presenta en el teatro CPM-Multiescena, Corrientes 1764. Reservas 011- 5235 3643.

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