Es cierto. Muchos problemas nacen en la mesa,
con la comida servida, la cerveza, el vino. Raymond Carver explora con humor y
precisión las encrucijadas domésticas, pues era hijo de la gran depresión
económica de los años ’30, uno de los más grandes escritores norteamericanos y alcohólico.
Su escritura es simple, orgánico, dinámico, navega por el borde del realismo,
convoca, convence. Dijo una vez que en el transcurso del día de cualquier
persona acontecen cosas que pueden convertirse en literatura. Un hecho
aparentemente sin transcendencia que desembarca en una separación, una llamada
equivocada, el vecino que toca la puerta.
El director Adrián Canale ha sabido bien
captar la esencia del mundo Carver, pues el espectáculo (¿espectáculo?) “Parte
de este mundo” ya lleva cuatro años en cartel. Los domingos está en Camarín de
las Musas, en Buenos Aires.
Ya en la antigüedad el relato sobre hechos
cotidianos llevaba en su esencia la subjetividad del cronista. ¿Dónde mejor
intercambiar historias? En la mesa, claro.
Es lo que sucede con “Parte de este mundo.”
Entre 30 y 40 personas entran en una sala donde una mesa en forma de cruz les
espera con vino, cerveza, gaseosas, mani, papa frita, y deliciosos bocadillos.
Los anfitriones, es decir los actores, saludan amablemente a los espectadores les
ubican en la mesa, les invitan a tomar algo. En realidad uno no sabe bien quién
es actor y quién espectador pero de repente alguien comienza un relato. Puede ser
una llamada. Un hombre habla con una mujer. Parece que no se conocen…o sí se
conocen pero…. Los intérpretes deambulando por el espacio, toman algo mientras
sus compañeros cuentan sus experiencias.
Se cuenta todo con un tono muy tranquilo pero
las historias conmueven, pues se trata de soledades, angustias, felicidades de
corta duración, separaciones, pasiones, relatos que se impregnan en el cuerpo de los
espectadores—mientras toman o comen. Cada función es irrepetible, las historias
se toman de un lista de siete cuentos y hay espacio para la improvisación, pues
la una mujer desasosegada por su relación de pareja puede huir a la Patagonia o bien a algún pueblo en alguna provincia argentina.
Las historias de Carver sobre personas de clase media baja u obreros norteamericanos pueden transcurrir en cualquier parte del mundo. Es un espectáculo casi antropológico, un muestrario de la cotidianidad humana, nos hace pensar en el origen del teatro, de los rituales, las fiestas populares. De todos modos el espectáculo deja huecos que los concurrentes deben llenar. Uno tiene la impresión de estar en una cena familiar, pero es teatro y los artistas tienen bien afilados sus papeles. No hay trucos baratos, ni en la escritura de Carver, ni en la puesta de Canale. Todo es la vida con sus alegrías, sus penas, sus dolores, situaciones desgarradoras contadas sin dramatismo artificial.
Las historias de Carver sobre personas de clase media baja u obreros norteamericanos pueden transcurrir en cualquier parte del mundo. Es un espectáculo casi antropológico, un muestrario de la cotidianidad humana, nos hace pensar en el origen del teatro, de los rituales, las fiestas populares. De todos modos el espectáculo deja huecos que los concurrentes deben llenar. Uno tiene la impresión de estar en una cena familiar, pero es teatro y los artistas tienen bien afilados sus papeles. No hay trucos baratos, ni en la escritura de Carver, ni en la puesta de Canale. Todo es la vida con sus alegrías, sus penas, sus dolores, situaciones desgarradoras contadas sin dramatismo artificial.
Funciones:
Domingos a las 20 horas
en Camarín de las Musas, Mario Bravo 948, CABA.
Informes y reservas: 4862 06655 / http://www.elcararindelasmusas.com
Entradas: $100 (consumición incluida)
Estudiantes y jubilados $80.
Elenco:
Director: Adrián Canale
Autor: Adrián Canale
Actores: Tian Brass, Valeria
Castro, Sergio Di Florio, Silvio Palmucci, Ximena Viscarret y María Zambelli.
Producción: Mariela Finkelsein
Dramaturia y dirección: Adrián
Canale
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