Es cierto. La vida íntima de los actores, cantantes, bailarines y creadores de arte no siempre lleva correspondencia con los valores que expresan en sus obras. Pero al organizar la muestra "Queremos tanto a Woody" Hugo Echarri no pensó en las acusaciones de Dylan Farrow; no tomó en cuenta la vida íntima del actor y director. Al organizar la muestra en el Centro Cultural Borges en Buenos Aires quiso homenajear al inmenso labor artístico de Allen.
Son cuadros de mucho color, impactantes, una muestra que tiene algo de pop. Estallan a la vista gran cantidad de películas, desde Desmontando a Harry, pasando por "Días de radio, Bananas, Annie Hall, Interiores, Maridos y esposas...
Pero además hay alusión a algunos de las figuras que han ejercido un notable influencia en el trabajo de Allen--Groucho Marx y Sigmund Freud entre ellos, pero también César Vallejo y Bergman.
Echarri explica que el mundo de Woody Allen, si bien tiene a Nueva York como punto de partida, transciende y habla de la modernidad, los problemas de pareja, la clase media intelectual, del mundo turbio del hombre y mujer de las grandes centros urbanos, del psicoanalisis...todo matizado con un humor muy particular.
Otra cosa es lo publican los diarios y revistas sobre la vida íntima del cineasta, por cierto muy agitada--más cuando cualquier asunto espinoso sobre su vida amorosa y hasta sexual es una noticia que muy pocos medios pueden dejar de reflejar.
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