“Noche a noche hay que tener placer
porque si no es pan amargo,” dice el actor en su cumpleaños número 85 en un
encuentro en el Teatro Nacional Cervantes. Luce muy bien Pepe Soriano, su voz
clara, sus ojos brillan detrás de sus lentes. Habla de su papel protagónico en “La
Nona.” Roberto Cossa, el autor de la
obra, está sentado a su izquierda junto al productor Carlos Rottemberg.
Los tres acudían anoche al
Cervantes frente a las cámaras de los periodistas revisando junto al público
sus recuerdos, reviviendo experiencias y reflexionando sobre la “La Nona,” la obra
teatral argentina más emblemática; hubo además un brindis por el cumpleaños del
actor (el 25 de septiembre).
Al igual que muchos otros
artistas, Soriano fue “prohibido” por la dictadura militar y sin embargo La
Nona llegó al escenario en 1976. Se trata de una comedia grotesca sobre una
familia argentina de origen italiano en la cual una abuela (La Nona) de cien
años no puede dejar de comer. Como la familia va camino a la ruina, se
busca por diversos medios y desesperadamente ganar dinero para comer y pagar las deudas. Pero todo va de mal en peor. Entonces, en un
momento la familia decide asesinar a la nona, ya que come todo lo que entra;
sin embargo son los mismos miembros de la familia los que van resultando
muertos en los intentos de asesinato, hasta que en el final solo queda la nona.
El tema de la obra es la
muerte y el no control de los hombres sobre otros hombres, una idea que suponía gran pelígro ya que en la misma época la
dictadura sembraba muertes y desapariciones en el país. Sin embargo La Nona tuvo tanto éxito que
llegó al cine en 1979, con dirección de Héctor Olivera. Pepe tuvo que exiliarse
en España entre 1976 y 1983, pero mantuvo un gran amor por su país y por el
oficio del actor, un amor que lo mantiene activo y creativo hasta el día de hoy.
Cómo bajo la dictadura la
expresión de ideas no convencionales llevaba consigo el precio de la represión o la muerte, los conceptos se expresaban
mediante metáforas muy bien disfrazadas. Roberto Cossa, el autor de la obra,
tenía y tiene ideas claramente de izquierda. Por lo tanto es legítimo suponer
que la decadencia de la familia en la historia se vincula con el contexto político y social de
Argentina en ese momento. A continuación una breve secuencia…
“Nona—Má pochoclo
María--¿Qué pochoclo! Ahora vamos a cenar. (La Nona agita la
bolsita vacía cerca de la cara de Anyula.)
Nona—Má pochoclo, nena.
Anyula—no quedó más, mamá (A María) ¿Le voy a comprar?
María--¡Pero no! No tiene que comer porquerías.
Nona—Má. (A María) ¿No tené salamín?
María--¡Qué salamín! Espere la cena, le dije. (Sin que nadie lo advierta, la
Nona agarra un pan y se lo mete en el bolsillo.)
Nona--¿Un po de formayo?”
Soriano luego habló con
orgullo sobre la actividad teatral en el país luego del regreso al sistema
democrático y a su vez el productor Rottemberg afirmó que Buenos Aires es ahora la
ciudad en el mundo que tiene más actividad de teatro independiente, con cientos
de obras y salas de todo tipo.
“Somos gente de trabajo,”
concluyó Soriano, y si seguimos trabajando en teatro “es por amor.” Tanto así que trabaja en una nueva puesta de La Nona.
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